Un Profe
Me gusta pensar que nuestro estado de bienestar
descansa, entre otros aspectos, en lo siguiente:
1. Todos los que formamos una sociedad libre y democrática tenemos
garantizado el derecho a una educación, porque es imprescindible para la
vida y una base para la igualdad de oportunidades.
2. Todos los niños y niñas que comparten desde sus primeros días en la
guardería, hasta aquellos hombres y mujeres que alcancen la Universidad,
se forman para revertir tanto esfuerzo y sacrificio en el bien común, y
al fin y al cabo desarrollar unos valores válidos, universales, que
desembocan inequívocamente en la felicidad.
3. Todos aquellos y
aquellas que parten de posiciones desfavorables, por razones
económicas, sociales o intelectuales, necesitan y tienen el derecho de
la solidaridad y el beneficio de los demás afortunados, ya que – aunque
sea únicamente mirado de manera egoísta – el mapa de la pobreza – en
sentido amplio – se reduce con la educación. Con nuestros alumnos en el
instituto, nos hacemos ricos y aseguramos nuestro futuro.
4.
Una escuela plural, que proporcione los mecanismos del desarrollo
personal, democrática, y valore sus principios colectivos por encima de
los individualismos y egoísmos del mercado, centrados en LA PERSONA , y
no en los porcentajes y en fuegos de artificio que al finalizar se
evaporan, que forma parte y razón de ser de una estructura común,
Comunidad Educativa, sobre la que se construye un Barrio, una Ciudad,
Humanidad.
Es mi vocación,
Una razón de ser y de vivir,
Saber que en unos años
Una parte de esa semilla
Será reconocible cuando,
Ya de adultos,
Recordemos las clases del pasado,
Y me saluden dejando de ser Maestro
Para ser Tutor de un nuevo alumnado.
Soy Profesor de la Educación Pública
Y no me cambiaría por nada
y por nadie en el mundo
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